jueves, 22 de marzo de 2012

Sobre guardar Silencio y Hablar


Extractos del libro: “Ni lobo ni perro. Por senderos olvidados con un Anciano Indio” de Kent Nerburn.

Nosotros los indios sabemos del silencio. No le tenemos miedo.

De hecho, para nosotros es más poderoso que las palabras...

Nuestros ancianos fueron educados en las maneras del silencio, y ellos nos transmitieron ese conocimiento a nosotros. Observa, escucha, y luego actúa, nos decían. Ésa es la manera de vivir.

Observa a los animales para ver cómo cuidan a sus crías.

Observa a los ancianos para ver cómo se comportan.

Observa al hombre blanco para ver qué quiere...

Siempre observa primero, con corazón y mente quietos, y entonces aprenderás.

Cuando hayas observado lo suficiente, entonces podrás actuar.

Con ustedes es lo contrario.

Ustedes aprenden hablando.

Premian a los niños que hablan más en la escuela.

En las fiestas todos tratan de hablar.

En el trabajo, siempre tienen reuniones en las que todos interrumpen a todos, y todos hablan cinco, diez o cien veces... y a esto llaman “resolver un problema”.

Cuando están en una habitación y hay silencio, se sienten nerviosos. Tienen que llenar el espacio con sonidos.

Así que hablan impulsivamente, incluso antes de saber lo que van a decir.

A la gente blanca le gusta discutir. Ni siquiera permiten que el otro termine una frase. Para los indios esto es muy irrespetuoso e incluso muy estúpido... Los blancos siempre interrumpen.

Si tú comienzas a hablar, yo no voy a interrumpirte. Te escucharé.

Quizás deje de escucharte si es desagradable lo que estás diciendo.

Pero no voy a interrumpirte...

Cuando termines, decidiré sobre lo que dijiste, pero no te diré nada si no estoy de acuerdo, a menos que sea importante...

Por el contrario, me quedaré callado y me alejaré.

Me has dicho lo que necesito saber...

No hay nada más que decir. Pero eso no es suficiente para la mayoría de la gente blanca.

La gente debería pensar en sus palabras como si fuesen semillas. Deberían plantarlas y luego permitirles crecer en silencio.

Nuestros ancianos nos enseñaron que la tierra siempre nos está hablando, pero que debemos guardar silencio para escucharla.

Existen muchas voces además de las nuestras. Muchas voces...

3 comentarios:

  1. Olvidamos estas sabias reflexiones del indio. No sé si será el mismo que nos regala estas máximas y el sabio indio sea el autor ( que no conozco). Desde luego, es magnífico que haya recopilado esas aseveraciones inteligentes y me atrevo a decir, tan pocas veces las tenemos presentes. Gracias a ti por recordarlas.

    Mi abuela decía: "Siempre te pesará haber hablado y nunca el haber callado" No era india, pero era sensata.

    ¡Qué cosas...! Mi familia, cuando tengo silencios demasiado largos, se preocupan. O estoy triste (el motivo lo dejo en mi blog ahora) o estoy "tramando" algo que nunca es malo pero que no se fían de mis originalidades silenciosas. También sé callar, la verdad. No sé por qué tu entrada me la he adjudicado y personalizado. Será por lo que hablo.
    Un abrazo, Juan Pedro, desde esta orilla del mundo español donde ya se nota la primavera y los días largos.

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    1. Muy cierto lo tuyo, Carmen, muchas veces olvidamos estas sabias reflexiones... Ni hablar de las muy atinadas palabras de tu abuela.

      Cualquier persona, que en la vida acostumbró siempre a ser escuchada, cuando de pronto mantiene largos silencios, llama mucho la atención ¿verdad?... ¿Será por eso?

      Enhorabuena sean tus silencios, la adjudicación y personalización propia de la presente entrada...

      Otro abrazo enorme para tí, bellísima Mujer, desde donde amén de haber principiado el otoño, (al calendario me refiero, jajaja), aun seguimos sintiendo los calores propios de la estación que nos acompañó hasta hace escasos tres días.

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    2. Vale, querido amigo...Soy otoñal (no te disculpes y "cojo" la nota de tu humor) pero mi espíritu anda más que primaveral.

      ¿Qué no he de hacer para que mi gente note que estoy bien y transmitir que la tristeza se dulcifica con el tiempo? Yo no puedo cambiar y soy la guerrera, valga las flores que me dedico, para animar a todos cuantos me rodean. El día que caiga, mala cosa. Ahora no se me olvida mi hermano, pero la vida sigue. Tenía un carácter alegre como pocos y entonces, el hueco, es mayor. Muchas gracias por tus palabras de aliento porque vienen como un buen bálsamo.

      ¡Facundo Cabral...! Nos encanta escuchar las preciosas y profundas canciones que nos dejó un poeta grande con una voz dulce como pocas. También decía en una de ellas:
      "No soy de aquí, ni soy de allá//no tengo edad ni porvenir...Ser feliz es mi color de identidad)"etc...Mi porvenir, ya está en presente y está más que elaborado, pero me acojo a los primeros versos y a otros muchos de esa canción. Soy un poco de todas partes y suscribo lo de "andar y andar...siempre andando" como él recitaba. Magistral...único. Esas letras ahora son una auténtica lección de conformidad. Y yo soy una feliz y conformista cristiana.

      Mi hija Carmen tiene un carácter muy abierto...¡Qué casualidad! Yo le había hablado de mis amigos argentinos -es lo que tiene esto de los ordenadores- y mira por dónde. Es muy buena y graciosa. Ahora anda empeñada en quedarse embarazada porque a sus 34 años se encuentra "vieja". A ver si tiene suerte y sus quehaceres con la suelta de tortugas, el cuidado de delfines, la venta de caballos (que aún no ha vendido ninguno)los deja aparcados y se dedica a darnos unos nietos porque los otros viven en Madrid y echamos de menos niños cercanos. Mi hijo, de 36 años, aún anda pensando que es joven para casarse y cambia de novia cuando menos nos lo esperamos. Es sensato y formal y hoy, ya no hay muchas chicas como él las quisiera, pero en siendo buena, tendrá que cerrar los ojos y tomar decisiones.

      ¿Ves como no me callo ni aún escribiendo? Y eso que el ordenador no es muy amigo mío, pero me he encontrado muy a gusto "hablando" contigo. Muchas gracias de nuevo por tus palabras de consuelo y que el invierno os sea breve y provechoso.

      Un fuerte abrazo, amigo. Carmen Sabater

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